martes, 17 de junio de 2014

El día del Corpus del año 1974 en Calamocha.

Aquellos calamochinos que nacieron en el cada vez más lejano año de 1966 comulgaron, de la mano de Mosén Salustiano, un  jueves 23 de mayo de 1974, tal y como puede leerse en los recordatorios de aquel ya tan igualmente lejano como señalado día en el cual se celebraba la festividad de la Ascensión. 

Ocurre, a veces, que aún teniendo las fotografías frente a ti, se hace enormemente difícil recordar algo, por momentos no crees lo que ves, y hasta llegas a pensar, que de no existir el testimonio gráfico que tienes entre las manos, aquello jamás habría ocurrido. 

Concluyes no sin cierta tristeza pensando en la de cosas que habremos olvidado, al no haber de las mismas, ninguna foto que de vez en cuando nos recuerde lo que fuimos, camino de llegar a ser lo que somos, o algún día seremos.

En cualquier caso, afortunadamente aún hay quien de vez en cuando se acuerda de todas esas cosas caídas para la mayoría en el olvido, lógica consecuencia lo uno y lo otro, el olvido y el recuerdo, del paso de los años. 

Así, alguien un buen día, aún sin venir a cuento, lo mismo sea San Roque que la maltrecha Semana Santa,  pregunta sin venir a cuento, te acuerdas, o lo habré soñado yo, cuando éramos zagales después de comulgar, el día del Corpus, el domingo en sí, porque ese jueves no era fiesta, verdad, que nos volvían a vestir con el traje de comunión y salíamos en procesión con unos santos diminutos. 



La foto está tomada a la entrada de la Castellana, en el comienzo de la procesión, aquel lejano día del Corpus del año 1974, hace ya cuarenta años. Se dice pronto, y pensarlo, recordarlo da miedo.

Lástima que en esta foto, alguno de los menos templados de la quinta, dado que se comulgaba por riguroso orden de sección, o de sabiduría con respeto al catecismo, de listos a torpes, en acorde con aquellos tiempos del blanco y negro, perdón, de listos a menos listos, así se diría en los tiempos que nos hacen correr hoy, como digo, alguno de las últimas filas, el gracioso de turno seria, estropeo aquella tarde, al tiempo que dio hoy un sentido interesante a la foto, ya que la mayoría de comulgantes están girados hacia atrás donde debía ocurrir, sin duda, algo más divertido que al frente. ¿Qué ocurriría? 

 Dos años después, ese mismo día llovió, así que mi quinta no gozo de tan gran privilegio, no salió a la calle y la procesión se hizo por dentro de la iglesia. Una pena. Fue, eso sí, igualmente  impresionante poder sacar un santo como hacían los mayores en las procesiones, si quiera fuese bajo los arcos de la nave de la iglesia. 

Un año u otro después, la procesión debió desparecer, prácticamente todas las procesiones en si cayeron en desuso poco tiempo después frente a manifestaciones, más de moda. Llegaban otros días, llegaba el color a la fotografía, y de todo nos avergonzábamos, con tal de tirar para adelante, aún si razón alguna. 

Al próximo año, si me acuerdo, buscare la foto que falta al respecto del día del Corpus y las comuniones de aquellos años. Toca esperar. Años que ahora nos parecen tan bonitos, pero que a buen seguro si nos dejaran volver, nos lo pensaríamos dos veces; y diríamos que no.

Recuerdos

PD Las quintas anteriores, dicen, subían al Santo Cristo,  el mismo día de la comunión, con el bocado en la boca, amén del día del Corpus en el cual también “procesionarian” como viene diciéndose ahora. Solo les faltaba bajar a San Roque a pasar y posar bajo su Capa… Menuda foto.

miércoles, 4 de junio de 2014

Costodias y leches.



En aquellos años la puerta de casa estaba siempre abierta, había un timbre, que casi nunca sonaba, y si lo hacía, ya se sabía, algún forastero llamaba, alguno pidiendo, alguno falto de confianza. El resto, los de casa, empujaban la puerta y pasaban. Siempre fue así.

Aquella mañana, ya tarde, la hora de comer seria, la puerta se abrió, era el Sr. Pepe, hacia cara de cansado, entro y se sentó en la primera silla que encontró, recupero el aliento y llamo: 

José Maria, maño, ¿estás por ahí?, veo que tienes el camión en la puerta, sal anda. Cuando se hubo recuperado de todo un poco, cansancio, rabia, no saber qué hacer, comenzó hablar. Estaba, en concordancia con aquellos y estos tiempos; indignado.

Coño que de donde vengo, pues considera, di mejor a donde voy, a pedir un favor, y de donde vengo, pues de allá arriba del Hotel, que me he cascao toda la mañana para nada. Ahora son todo, costodias y leches.

Me mandaron otra amonestación, todos los años lo mismo, se conoce que con la leche esa de los ordenadores lo saben todo de uno, me mandaron la carta de la revisión, lo del coche, que había que pasarla, que si patatin, que si patatan, que si no la pasas y te pillan te joden, y que si pasa algo el seguro no quiere saber nada, vete tú a saber, porque a ciencia cierta ninguno lo sabemos, que por todos lados nos engañan. Van a jodernos y se acabo.

Miedo y mentiras que nos meten, que no saben hacer otra cosa. Parece mentira, que vamos para atrás como el cangrejo. Lo saben todo y a escape te amenazan. Ya no es como antes, cuando éramos jóvenes y se podía hablar.

El caso es que he cogido la furgoneta y me he subido a que se la pasasen, no queda otra que pasar por el aro, por donde ellos dicen, no veas, todos a lo mismo, a comulgar con ruedas de molino, toda comarca allí, un follón de tres pares de cojones, toda mañana allí, y a lo que llego al camión, sale el Señorito Ingeniero y me dice que no cale que suba, que no me pasa la revisión, que ese coche así, no puede circular. 

Oye, José María, que mala jerga se me ha puesto, sin respeto ninguno, ni menos educación, que todos vamos el mismo día, coño el que nos mandan, que hasta de trabajar se cansa la gente joven, que lo que buscan es un trabajo, pero no trabajar, cobrar por no hacer nada, joder yo también querría algo así, que pidamos le pongan más gente nos decía, y nada de quejas ni aún de hablarle a la cara podías. Te pierden el respeto.

Y que no me la ha querido pasar el Señorito, joder, el ingeniero el copón, lo que hace el estudiar, ahora hay tantas leyes, para todo, ahora no es como antes, ahora lo saben todo, y no puedes hablar, tenemos todos tantos derechos, bueno los otros, nosotros ninguno, los de siempre, ver oir y callar, jodernos y punto en boca… conque nada, ni dejarte hablar te dejan, que me ha hecho sacar el coche y me ha mandao para casa, aun me ha tocao darle las gracias, por dejarme salir, que si quería poco menos que me lo quitaba ley en mano. A lo que se llega y lo que nos faltara por ver, más a vosotros que sois más jóvenes.

Aguarda maño, a lo que vengo, las ruedas, me dice que con esas ruedas no se puede circular, pero que sabrá él para que uso yo el auto, de nada sirve que solo lo gaste para ir a la paidera, ver la tierra y subir al cementerio los días de entierro, que nada, que así no se puede circular, que le ponga ruedas nuevas. Y no hay otra. Te joden vivo.

Una pena, todo hoy en día, todo una pena, dan ganas de echarte a llorar, ya no es como antes, ya no se habla de tu a tu, ahora van con la ley por delante, con la ley que les conviene, y el caso es que solo quieren las perras, todo es un saca perras. O pagas y te la pasan y ni aun así, o denuncia al canto, y así va todo hoy, de puta pena. Las reclamaciones al Maestro Armero. Aquí no se salva nadie. Mentira, ellos si, que harán lo que les dé la gana.

Me he quedao, parao, que si me pinchan no me sacan gota sangre, con las ganas de decirle de todo, pero para qué, si ahora tenemos todos tantos derechos y no puedes ni abrir la boca, que enseguida te quitan la razón con la ley en la boca siempre todo el mundo, si le digo lo que pienso de él y de todos termino en el Cuartel, y ya no tengo edad para andarme con tonterías. Si fuera uno más joven. Ley en mano te amenazan, casi te diría que no hay cosa peor… sácame un vaso de agua anda, hazme el favor.

Que mal rato he pasao Jose Maria, de verdad te lo digo, lo habré pasao peor que tu el día que te pille con las ovejas en la era de trilla, cuando eras un zagal. Nada, a lo que voy…

He bajao con el auto que se me iba de lao a lao de los nervios que traigo, de la mala sangre que me han hecho hacer, que no atinaba, y ahora ahí al pasar en la esquina de Inocencio al verte el camión, joder, me he parao y he pensao, ya esta, ya lo tengo, lo voy a solucionar y darle cuatro hostias bien dadas al Señor Ingeniero que tantas leyes sabe, a ese, que lo ponía yo a entrecavar el Rincon todo el verano remolacha va, remolacha viene, de sol a sol a ganarse el jornal.

Veras lo que he pensao, si te parece bien…




Coño Señor Pepe, no siga, ya se lo que me va a decir, ya se a lo que viene, a que le deje las ruedas del Cuatro Latas para ponérselas a la furgoneta y así pasar la revisión, joder que espabilao el hombre...

A ver si te parece a ti, que eres es al primero que han tirao para atrás los ingenieros de la capital, y tú al primero que se le ha ocurrido la idea de venir a pedirme las ruedas. Que eso que te ha pasao a ti este año, ya ha les ha pasao antes a otros, y a ti si hubieras ido antes, también.

Y yo ahora aquí, en casa no tengo ni el coche ni las ruedas, que el lunes ya, como todos los años, vino Antonio a pedirlo y se lo llevo, y ahora vete tú a saber quien llevara las ruedas, pues lo tiene allí en el garaje encima unos ladrillos y van pasando las ruedas de un coche a otro, la marcha de todos los años vamos… que tendrás que ir a pedirle cita y que te las ponga en un momento y subir. Todos los problemas que tuviésemos fueran asi… no te des mal, y al que venga de fuera a mandar, que se joda, aquí no.

Mecaguen el copon maño, si llego a saber las trochas, con el mal rato que vengo yo pasando por estos cabrones, y ya está todo pensao de otros años, no me volverá a pasar. Entonces ande dices que están las ruedas del coche, Antonio, ¿Qué Antonio es ese?. Ande tengo que ir… que me voy a ver si llego luego a sacar las ovejas.

Pues nada maños, mil gracias, así es la cosa, saldremos adelante, iré a por las ruedas, y para cualquier cosa que necesitéis, ya sabéis ande estamos.

De Los Años de la Cazalla. Leyes, leyes, y más leyes.